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EL DULCE SABOR DE LA CUARESMA

EL DULCE SABOR DE LA CUARESMA

EL DULCE SABOR DE LA CUARESMA


El inicio de los cuarenta días que preceden a la Semana Santa se percibe en nuestros pueblos  por el olor a dulce recién hecho, a la miel de las torrijas, al ajonjolí de los pestillos, al azúcar de las rosquillas… En definitiva a un sinfín de riquísimas recetas que nos remontan a la más tierna infancia y que han sido heredadas de generación en generación. Así, en las casas, en los obradores, en las confiterías y en los restaurantes de nuestra ruta podrás degustar el verdadero sabor de la Cuaresma. Un recetario popular en el que destacan las famosas torrijas, un sencillo dulce cuya base es el pan y que se elabora en leche, junto a otros ingredientes como la miel o el vino dulce. 
 
También los pestiños son todo un símbolo de la repostería de estas fechas. Antes de pasar por la sartén, este delicioso dulce se aromatiza con ajonjolí y su sabor se puede matizar también con miel o canela. La receta de los roscos fritos, estos sin ajonjolí, es muy similar y degustarlos en los días previos a la Semana Santa es una arraigada tradición. La leche frita, las magdalenas o los gañotes –a base de harina, huevo, azúcar, limón, naranja y canela- son otros de los dulces que conforman un recetario común alimentado a lo largo de los siglos. 
 Además, cada municipio cuenta con especialidades únicas que no debes perderte. Así en Alcalá la Real, a los pestiños se les conocen como borrachuelos y lo habitual estos días es tomarlos junto al arresoli, un delicioso licor de café que se suele hacer en las propias casas. 
En Baena es imprescindible degustar sus tradicionales pestiños que, como sus ricos panetillos de cortijo, a base de almendra, claras de huevo y canela, tienen su origen en su época morisca.
En Cabra nos encontraremos con los denominados gajorros, los dulces más típicos de esta época cocinados a base de huevos, aceite, ralladura de limón, canela y azúcar y cuyo aspecto en espiral los hace fácilmente reconocibles.
En Carmona destacan el vino dulce, ingrediente estrella de sus conocidas torrijas, así como las las gachas o espoleás y las galletas fritas, que se rellenan de flan. Y en Écija, además de los habituales ya mencionados, podemos encontrar las roscas de anís, una variación de las roscas fritas, también a base de huevo, azúcar y harina.
Hasta Lucena tendremos que desplazarnos para degustar sus conocidos pestiños de pellizco, las empanadillas de cabello de ángel o las sabrosas sopaipas, con la harina y el aceite de oliva como principales ingredientes.
En Osuna, son sus ricas pastas, conocidas como crestillas, uno de los dulces más peculiares que encontramos en estas fechas, similares a los pestiños pero con diferentes ingredientes.

En Priego de Córdoba, no faltan estos días los pestiños, aunque la mañana del Viernes Santo, cuando se produce la subida de Nuestro Padre Jesús Nazareno al Calvario, se saborean especialmente los palillos de santo y hornazos. El primero es dulce y está elaborado a base de leche, harina morena, azúcar, aceite de oliva y canela, mientras que el hornazo, que se hace en forma de gallina, tiene base de huevo y sal.

En Puente Genil, donde cualquier momento es bueno para disfrutar con uno de sus postres a base de membrillo, la Cuaresma es la época adecuada para probar los denominados ochíos, unos roscos alargados con un intenso sabor a anís. Los roscos de huevo o roscos de Semana Santa son otro clásico en la localidad durante esta época y son famosos los de la Panadería Rosales.

Por último, en Utrera, donde la tradición repostera está presente todo el año en los famosos brazos de gitano, las lenguas o palos de nata y los típicos mostachones que se pueden adquirir en sus reconocidas confiterías,  se pueden degustar en estas fechas además los dulces típicos elaborados con los productos de la zona, entre los que no falta como ingrediente estrella el anís de la fábrica La Flor de Utrera.