Pequeño oratorio, levantado en el siglo XVI, que alberga en su interior la imagen de un Ecce-Homo. Este enclave se configura como uno de los mejores ejemplos de religiosidad popular, raigambre y tradiciones, tan presentes en el día a día de los pueblos y ciudades de Andalucía. Aquí se iniciaba un Vía Crucis, que continuaba sus estaciones por el cerro de las Cruces y se concluía en la ermita de San Judas Tadeo, en donde se veneraba la imagen de Cristo Yacente.