Iglesia Prioral de Santa María y Museo de Arte Sacro

Es el templo más importante de la ciudad, comenzó a construirse en 1424 y se terminaron las obras en 1551. Su fábrica responde al estilo gótico aunque ha sufrido posteriores adiciones, conservándose del período barroco la Puerta del Sol y la Capilla Sacramental de finales del siglo XVII. La torre se comenzó a construir en el siglo XVI, completándose los dos cuerpos superiores en el XIX. Construída sobre la antigua Mezquita Mayor de la ciudad, todavía conserva su antiguo patio de las Abluciones, denominado Patio de los Naranjos, en una de cuyas columnas se conserva un calendario visigótico del siglo VI.

El templo propiamente dicho, se diseña con planta de salón, con tres naves, más las capillas entre los contrafuertes laterales. A Diego de Riaño se deben sus complicados pilares y bóvedas nervadas. Cuenta con Coro exento con una muy interesante sillería anónima de principios del siglo XVIII. Destaca sobremanera su magnífico retablo mayor, obra cumbre del plateresco andaluz, dispuesto en un solo plano, distribuido en cinco calles con cuatro cuerpos, ática y baldaquino, proyectado por Juan Bautista Vázquez el Viejo, y comenzado a construir en 1559.

El extensísimo patrimonio que conserva este templo en su interior se muestra en el museo de arte sacro que alberga obras de gran interés.

En imaginería destaca la imagen de la Virgen de Gracia, patrona de la ciudad, escultura medieval de finales del siglo XIII o principios del XIV. Cuenta con un completísimo ajuar de trajes y joyas de incalculable valor, tanto monetario como histórico y sentimental; también destacamos la imagen del Cristo de los Desamparados, obra del siglo XIII, el Calvario que se encuentra en la antesacristía, atribuido a Mercadante de Bretaña, la Inmaculada Concepción de Pedro Duque Cornejo (1719), el altar del Cristo de los Martirios, atribuído a Roque de Balduque, y el de la Capilla de la Encarnación, obra de Gaspar del Aguila en 1649.

En pintura destaca el Retablo de San Bartolomé, con pinturas de Pedro de Campaña hacia 1545, y el Apostolado de Zurbarán, que al parecer sirvió de boceto para el que este autor realizó para la catedral de Quito, en Perú.

En orfebrería son piezas fundamentales las portadas de Evangeliarios, en plata sobredorada y esmaltes de principios del siglo XV, y la Custodia Procesional y una pareja de ciriales obra de Francisco de Alfaro a finales del siglo XVI, aparte de su magnífica colección de cálices y copones de todas las épocas que llegan a sumar más de 70 piezas.